Revista
Latinoamericana de Psicoterapia Existencial. UN ENFOQUE COMPRENSIVO DEL
SER. Año 12 - Nº 23 – Octubre 2021.
Editorial
Las preguntas de la
muerte
Cuestionamientos que surgieron en pandemia.
Para escribir esta editorial pensaba en
tantas cosas que quisiera compartir con ustedes, recordé entonces el libro de
Savater “Las preguntas de la vida” y esa frasecita que me quedó sonando cuando la leí… “la
evidencia de la muerte no solo lo deja a uno pensativo sino que le vuelve a uno
pensador”. Considero que el tiempo que vivimos nos ha obligado un poco a
regresar la mirada a nuestra existencia, la pandemia nos ha hecho pensar en la
humanidad, pero no solo en la humanidad que está allá afuera, en otro
continente, con otros problemas diferentes a los nuestros, tal vez con más pobreza
y con menos recursos o tal vez con más privilegios que yo. Sino pensar también
en nuestra humanidad, el sentirnos y reconocernos seres humanos, nos ha
confrontado con la muerte y con la conciencia de que nuestra vida está
amenazada.
Al pensar en nuestra humanidad la pandemia
nos llevó a reflexionar en nuestro día a día, nos confrontó de de manera directa con las cosas que asumíamos como ya
dadas, con lo que teníamos seguro e incluso con lo que pensábamos que definía
nuestra rutina diaria. Y la respuesta fue aún más angustiante. Nada, nada en verdad estaba definido. Nada
es seguro. Ni siquiera el aire que respiramos y por eso debemos cubrirnos. El
miedo está ahora a flor de piel y, humanos como somos más temprano que tarde
buscamos la forma de saltar ese miedo, de dejarlo atrás y continuar.
No está definido el trabajo, tampoco el pan
de cada día, tampoco la salud o la compañía de un ser amado. Si todo no está
definido, quiero pensar en la mítica posibilidad de redefinirlo todo, ponernos
a pensar que podemos redefinir la forma en que me miro, la forma en que miro a
la persona que tengo a mi lado, si nada está definido puedo tener la
tranquilidad de saber que mi verdad y tu verdad pueden ser igual de válidas y
ya no gastaré el tiempo en convencerte de mi verdad, sino más bien en acercarme
a mirar la tuya con otros ojos.
Reconocer que hay formas y cuerpos y
sensaciones diferentes y que esa diversidad justamente es lo que nos da
humanidad. Reconocer que lo que hago o dejo de hacer define mi existencia, pero
también toca e influye la existencia de las demás personas; así como
sus decisiones
atraviesan y entrecruzan mi propia existencia.
Saber también que hay dolores diversos, que
todavía hay gente invisibilizada y voces que no se
permiten alzar, que todavía hay temores que inmovilizan y fuerzas que se usan
para dañar. Si nos damos el tiempo para pensar, honesta y profundamente
de qué lado estamos en todo esto, tal vez nos descubramos del lado que no
queríamos y tal vez podríamos pensar
constituir un nuevo lado, un
lado más inclusivo y menos violento.
Pensarnos también como psicólogas y
psicólogos, como profesionales que tenemos el privilegio de tocar las vidas de
las personas y permitirnos ser tocados por ellas; tal vez este pensarnos nos
permita reformular nuestra entrega, la población con la que trabajamos, los
objetivos que tenemos. Pensar quizá en la prevención como estrategia de acción
para llegar a poblaciones más vulneradas o que ni siquiera han llegado a
conocer la posibilidad de una consulta psicológica y su beneficio, trascender
la necesidad del beneficio económico para concretar un encuentro, reconocer y
valorar el tiempo del otro y su sabiduría.
Soñar no cuesta nada, y si la pandemia nos
obligó a pensarnos y a mirarnos, es momento de aprovechar y darle un sentido a
eso. Permitirnos tomar en nuestras manos la posibilidad de elegir nuestra vida
de aquí en más, con todo el miedo e incertidumbre que podría despertarse, pero
también con toda la fe en la humanidad.
Espero encontrarnos pronto por ese camino.
Anita
León Tapia
ALPE
Ecuador