Revista Latinoamericana de Psicoterapia Existencial. UN ENFOQUE COMPRENSIVO DEL SER. Ao 16 - N 31 Octubre 2025

Con y sin sentidos del cuerpo en sobrevivientes de violencia sexual: una mirada existencial y de gnero

With and without body senses in survivors of sexual violence: an existential and gender perspective

 

Nela Kruvskaya Vargas Reinoso

Quito, Ecuador

 

 


El presente artculo se construye en el marco del trabajo investigacin final del diplomado en Psicoterapia Existencial llevado a cabo por la Universidad Central del Ecuador y ALPE.

 

Resumen

El cuerpo es el vehculo del ser-en-el-mundo, forma un tejido de significaciones que revelan el ser, permite el contacto con el otro a travs de su corporalidad, develndose por medio del cuerpo hablante; en este sentido, en las mujeres que ejercen el trabajo sexual el foco de atencin es el cuerpo, al ser el aspecto visible y accesible en su contexto. Bajo esta premisa, la presente investigacin de tipo cualitativa pretende comprender la vivencia de la corporalidad en las mujeres que ejercen el trabajo sexual, por medio del mtodo fenomenolgico a travs de entrevistas semiestructuradas. En la conclusin, se comprende que las mujeres experimentan una condicin alienante de la corporalidad, fundidas en el uno pblico, cuyo centro de atencin es el cuerpo fsico transformado en coseidad.

 

Palabras clave

cuerpo, perspectiva, violencia sexual, proyecto..

 

Abstract

This article engages in a dialogue between existential psychotherapy and sociology to explore the notion of the body as a vehicle for experience, from a gender perspective. Such an approach proposes a reconfiguration of the meaning attributed to the body. The text describes the transitions in the perception of the bodytime, space, and relationalityafter surviving sexual violence. Finally, it presents existential therapy with a gender-sensitive approach as a viable pathway for providing comprehensive support to survivors of sexual violence. The discussion also extends to the experiences of sexually and gender-diverse individuals.

 

Keywords:

body, perspective, sexual violence, project

 

 

 

 

Introduccin

Los espacios que se habitan, las categoras que se construyen como espacios, las personas que se desarrollan en ellos y los afectos que se despliegan en el contexto espacio, son genderizados, lo cual refiere que, el gnero es una categora transversal en la configuracin del espacio (Szasz, 2004; Sabido, 2020; Cedillo, Garca-Andrade, & Sabido, 2016).

Dando un paso atrs, que el espacio sea genderizado se refiere a que el mundo se estructura desde el binario hombre-mujer, y esta composicin, impone una organizacin social, basada en la desigualdad, injusticia, y opresin de gnero (Lagarde 1996). El patriarcado, como orden genrico del poder, posiciona la supremaca y centralidad del hombre y la inferioridad y otredad de las mujeres y disidencias. Lo cual, a ojos de Ducci en el 2005, Hidalgo en el 2013 y Gonzlez-Oddera en el 2018 constituyen hasta la actualidad, una limitante en el ejercicio de libertad, igualdad y dems derechos de las personas, acentuados en especial sobre las mujeres y disidencias sexo-genricas.

Con la seguridad entonces que el espacio est configurado desde la desigualdad, eso quiere decir que la manera en la se vive un espacio, es diferenciada para quienes en la balanza de la desigualdad ostentan el privilegio, los hombres, y para quienes por el contrario reivindican constantemente el trmino de subalternas, las mujeres y diversidades. Posicionamiento diferenciado e ignorado que Merleau-Ponty (1970, como se cit en Lpez Senz, 2012) no contempl.

Hablar de vivir o habitar un espacio, significa en trminos concretos poner el cuerpo. El cuerpo como menciona Lpez Senz (2012) es el nudo ontolgico del ser con el mundo (p.405) porque como menciona Merleau-Ponty (1970, como se cit en Ferrada -Sullivan, 2019), el cuerpo es un existenciario que no se limita a ser materia, sino que es sensible a la experiencia y como hemos dicho con antelacin, incrustada la categora de gnero en el espacio, significa que existen experiencias mayormente comunes en ciertas personas. En este apartado hablaremos de las mujeres, tomando prestadas e intencionadas las vivencias de dos mujeres jvenes, sin embargo, esta investigacin se extiende a las experiencias de las personas sexo-gnero diversas.

La experiencia es eso a lo que el cuerpo al ser vehculo del ser-en-el-mundo est abierto y desde donde construye percepcin y conciencia. El cuerpo y la percepcin son dialcticos y construyen la relacin con el mundo y con los otros. Siendo as, la violencia sexual -acoso sexual, abuso sexual y/o violacin- se tomar en este escrito como experiencias que se configura como un nodo crtico en la percepcin del cuerpo y en consecuencia del tiempo, el espacio y la relacin con el mundo y con los otros. La eleccin de la violencia sexual como eje que atraviesa la investigacin no es casual, ms bien, es causal por dos razones. La primera, porque violencia sexual es como menciona Fulchiron (2021), el despojo del cuerpo de las mujeres y, la segunda, porque al ser el espacio, las personas, la vida, genderizados, la violencia sexual es una experiencia exponencialmente alta en la vida de las mujeres y quienes difieren de lo parametrizado del gnero.

As este artculo tiene como objetivo realizar un anlisis existencial de la percepcin del cuerpo en sobrevivientes de violencia sexual. Para lo cual, se despliegan dos objetivos especficos: Comprender las percepciones que tienen de su cuerpo tras las experiencias de violencia sexual y, revelar si existen cambios en la percepcin del cuerpo al estar inmersas en el proceso psicolgico desde la visin existencial y con enfoque de gnero.

Para esto se propone una investigacin cualitativa que permitir tener una mirada a profundidad de la percepcin del cuerpo de las participantes. Es una investigacin etnogrfica, en donde la observacin-participante es el espacio teraputico existencial y con enfoque de gnero. Y, los datos se tomarn del diario de campo o apuntes realizados en el acompaamiento de sus procesos psicolgicos.

Finalmente, el documento se dispondr en dos momentos. El primero, cuerpo atravesado por la violencia en el cual se describe como la violencia marca un antes y un despus en la percepcin del cuerpo. Y el segundo, cuerpo acompaado en terapia. En donde se posiciona cmo la terapia psicolgica desde la visin existencial y el enfoque de gnero se configura como experiencia incitadora de la memoria, presencia y posibilidad corporal.

 

Cuerpo atravesado por la violencia sexual

Naomi es una mujer de 18 aos primera de tres hermanas, se mira como una persona creativa, libre y rebelde. Es sobreviviente de violencia sexual en el espacio intrafamiliar de manera sostenida por al menos 5 aos. An en la actualidad, por razones ajenas a ella se ha encontrado con el agresor o incluso ha sobrevivido a otras formas de violencia revictimizante por parte de su familia.

Cristina es una mujer de 23 aos, graciosa, tranquila, que gusta de la lectura y los animales. Tiene 3 hermanas. Es sobreviviente de violencia sexual en dos ocasiones. La primera entre los 7 y 8 aos de la cual apenas fue consciente al iniciar el colegio y la segunda, en julio del 2022. Ambas situaciones de violencia fueron perpetradas en el espacio pblico por hombres desconocidos.

La intencin del posicionamiento de las vidas y sobrevivencias de Naomi y Cristina, se deben a las disonancias de sus historias. Por un lado, el mbito donde se dio la violencia, la cercana con quien la perpetr, la concurrencia de las experiencias de violencia sexual; si bien los hechos son diferentes, la vivencia de los estragos, sobre todo en la percepcin del cuerpo, en ambas tienen muchos encuentros.

Este apartado se dividir en 3 espacios. El primero, La piel que habito: Percepcin del propio cuerpo que buscar describir la percepcin del propio cuerpo tras las experiencias de violencia sexual. El segundo, denominado El ser-en-el-mundo: Temporalidad- espacialidad y proyecto que, posicionar los trnsitos del proyecto y los valores de las participantes en su vida mediante el reconocimiento de estos dos existenciarios, tiempo y espacio. Finalmente, el ltimo momento, Afectar y ser afectado: Relacin con los otros describir cmo la experiencia encarnada configura nuevas formas de relacionamiento debido a la proximidad sensible del otro.

 

La piel que habito: Percepcin del propio cuerpo

El cuerpo vivido o cuerpo de la experiencia como lo refiere Merleau Ponty (1996) y Aisenson (1900), se refiere al cuerpo como sujeto de la experiencia que, se construye a travs del mundo y al mismo tiempo, lo configura. Dejando de lado la idea primaria de la divisin cuerpo, alma, sino ms bien condensa la posibilidad del cuerpo como canal ontolgico del ser y del ser-en-el-mundo.

Sin embargo, si hablamos del ser-en-el-mundo- nos acercamos a la necesidad de posicionar que para ser-en-el-mundo, es necesario estar en el mundo, no slo desde el cuerpo -que en este caso hablaremos del cuerpo vivido- sino tambin de la percepcin -que posicionaremos como percepcin encarnada-. Haciendo un parntesis, la percepcin encarnada, como menciona Merleau-Ponty (1996) se refiere a que es el cuerpo con su posibilidad sensorial la que permite experienciar el mundo, y es desde la particular forma de sentir y estar en el mundo, se configura la percepcin, siendo as toda percepcin es encarnada e individual.

Esta dualidad -cuerpo vivido y percepcin encarnada- apuntala a una vivencia plena del ser, sus afectos y la construccin de su mundo y subjetividad por medio de la experiencia.

El antes de la violencia en los procesos psicolgicos con Naomi y Cristina, en sus discursos se miran casi idlicos en referencia a la vivencia que tenan de su cuerpo. Por tal, la violencia sexual -diferenciada entre ellas, pero similar en el despojo de su intimidad, integridad, derechos y ser, es la misma- se toma como una situacin lmite, en donde se confrontaron casi de manera inherente con su sentido de existencia y de libertad.

Cuando Cristina vivi la segunda experiencia de violencia sexual mencion: Me temblaban las piernas, lloraba y temblaba, actualmente en los ataques de pnico que vivencia ante la confrontacin de una situacin o posible situacin de peligro, su respuesta corporal, es que sus piernas hormigueen, tiemblen y por consiguiente se duerman. La percepcin es encarnada y la memoria tambin. Para Naomi, la memoria encarnada tambin le acompaa, no solo frente a posibles estmulos de riesgo, sino, en el accionar cotidiano que significan enfrentar al vehculo ontolgico del ser -cuerpo-, no solo ante la violencia, sino, frente al propio ser que es y que sobrevivi a las experiencias de violencia. Naomi coment: Mi cuerpo se siente como si tuviera esa sensacin de lo que pas, como si siempre estuviera conmigo y por eso evito mirar mi cuerpo. Vuelve constantemente ese dolor fsico como cuando pas, me duele como si me apretaran.

Naomi y Cristina, en la actualidad se miran desconectadas de sus cuerpos; Cristina: A mi cuerpo no le siento la mayor parte del tiempo, a veces siento como si no estoy. Est desconexin y malestar se potencia en las zonas del cuerpo en donde la violencia se vio ms evidente, o donde la vivencia encarnada dej mayor percepcin de malestar y asco en el momento o posterior a la experiencia de violencia sexual. En ellas, las piernas y los senos. Naomi: Me afecta, no me miro al espejo. Tengo un tema con mi pecho, yo quera quitarme los pechos. No me gusta, no me pertenece. Desde el inicio no me gustaba, pero con la violencia se intensific.

La violencia sexual, modifica la percepcin del propio cuerpo y de las posibilidades de s. Para los tericos de lo sensible entre ellos Simmel (2014), al actuar sobre el sujeto la impresin sensible producida por un hombre, surgen en nosotros sentimientos (p. 260). Lo que es lo mismo, la sola presencia del otro percibida por los sentidos -tacto, gusto, olfato, vista y odo-, desencadena emocionalidad. Dentro de este escrito sabemos que tambin desencadena memorias encarnadas. No hay encuentro que no genere afectos, mucho menos la violencia sexual, siendo un acto de crueldad y despojo, que adems usa al propio cuerpo, objetivado y cosificado como instrumento.

Para Ferrada-Sullivan (2019) los sentidos son los que permiten encarnar las experiencias. El cuerpo vivido de manera introspectiva desde la percepcin encarnada, pero a su vez, mirado como instrumento tangible y puesto en el mundo que se expone a las experiencias, es vivenciado por nuestras participantes como un algo a lo que hay que cubrir. Su ropa holgada, grande, de varias capas, de colores neutros, es la forma en la que ms que estar en el mundo, son arrojadas a l. Es un intento de seguridad -valor que ser abordado en el siguiente apartado-.

La percepcin encarnada desde sus ojos y tericamente en este escrito, refiere que la manera en la que construyen mundo desde su cuerpo, es tapndose, porque el mundo las percibe de una manera especfica, Lagarde (1996) dira desigual. Naomi dice: Vestir como me visto me ha salvado. Tras dos acercamientos de hombre en el espacio pblico coment: Es como si tuviera un letrero que les dijera a las personas que pueden hacer eso -refirindose a la violencia, incluyendo el acoso sexual. La vivencia actual es conocer que la facticidad de su mundo es la violencia perpetrada por otros.

La violencia sexual como experiencia vivida y la vivencia encarnada como forma de configuracin de la existencia, les ha hecho a Cristina y Naomi buscar maneras ms o, menos cuidadosas para habitar en mundo, dado que las posibilidades del yo no se agotan Aisenson (1900). Como toda experiencia es atravesada por el cuerpo y su memoria corporal es la mayormente atravesada por la experiencia del malestar y el desarraigo que deja la violencia sobre el cuerpo. Es el mismo cuerpo la va tangible para sostenerse en el mundo. As el taparse, la autoagresin (cortes, golpes) para Carreras & Duero, (2012) son modos de proyectarse y afirmarse a s mismo que implican purgarse, purificarse, limpiarse y superarse (p.46), acciones que, de ser alcanzadas, propondran un mayor acercamiento a su proyecto.

 

El ser - en- el- mundo: Temporalidad - espacialidad y proyecto

Para Binswanger (1957 como se menciona en Carreras & Duero, 2012) existe una direccin de significacin que est dada por estructuras a priori. Estas brjulas son de carcter primitivo, de las cuales ningn ser podra estar exento. Binswanger se refera al modo en que se vivencia el tiempo y el espacio. Esta direccin permitir movilizar la existencia misma del ser. Sus afectos, pensamientos, intenciones y desde all su accionar en el mundo y para construirlo.
Este mismo autor refiere que el cuerpo es el punto cero o punto de inicio para cualquier tipo de desplazamiento o interaccin desde el cuerpo en su entorno. Aclarando que este punto, no es georeferencial sino que, se configura como una vivencia subjetiva del cuerpo situado en el espacio, de un ser-en-el-mundo. Binswanger (1957 como se cita en Carreras & Duero, 2012). Ser-en-el-mundo, de manera encarnada no slo se refiere al espacio, sino tambin al tiempo. Como refiere Marta Guberman (2016)
La temporalidad existencial es un presente continuo que se interpenetra solidariamente el pasado y el futuro ya que el pasado sigue nutriendo al presente para proyectarlo al porvenir por tal, la temporalidad est indisolublemente ligado al proyecto (p.15).

Sabiendo entonces que, tanto la espacialidad como la temporalidad, desde la percepcin encarnada y el cuerpo vivido configura subjetividades situadas desde las experiencias. Pasamos a esclarecer a qu nos referimos con movimiento al hablar de estos existenciarios. Carreras & Duero (2012) posicionan al sentimiento de orientacin vital, que se refiere a las vivencias bsicas que se asientan en nuestras vivencias del cuerpo y que determinan las coordenadas mediante las cuales ordenamos nuestra biografa y nuestro mundo vital) (p.47).

Las experiencias estn cargadas de afectos, culturas, determinaciones sociales y posicionamientos por tal, existirn experiencias que, desde la propia subjetividad, sern mayormente significativas, y otras que ms bien, se asienten en las intencionalidades ya concretadas y accionadas. En las vivencias de Cristina y Naomi el sentimiento de orientacin vital se reconfigura despus de las experiencias de violencia sexual.

Para Naomi desde siempre el cuidado por los otros, ha sido la orientacin vital la que guiaba sus movimientos, incluso desde nia. En el caso de Cristina, adems del cuidado hacia los otros configur una lucha por el equilibrio, para que ese cuidado tambin albergar su propia existencia. Sin embargo, tras las violencias vivenciadas y encarnadas, ambas reconfiguraron sus valores, movimientos -temporales y espaciales- y orientacin vital, porque es justamente el cuerpo vivido y posteriormente la percepcin encarnada quienes confrontan a sus seres con las facticidades del mundo. Para ellas la facticidad es la violencia dada desde el otro.

Por un lado, Cristina tras la ltima situacin de violencia sexual, la cual se dio en el espacio pblico mencion: siento que no me he movido desde el abuso. Dentro de su proceso psicolgico, nos hemos dado cuenta de que, su vivencia del tiempo est configurada desde su cuerpo encarnado en un espacio especfico -el lote baldo cerca a su casa, una noche de julio del 2022, sentidos desde el temblor de sus piernas, el miedo y el llanto incontrolable. El cuerpo de Cristina, como se mostr en el apartado anterior, vivenci, es decir llen de afectos y significaciones su cuerpo que hasta el momento vivencia un desarraigo de su propio sentir, expresin e intencin.

As tambin, cuando refiere Yo senta que todos los hombres eran iguales a l construy una forma de vivenciar al espacio como un entorno de inseguridad y sufrimiento; y, al tiempo -el momento exacto de la violencia-, lo cual, la orillo a como lo dice: me siento ensimismada y pierdo la nocin, es decir enajenada del mundo y estrechada en su configuracin de orientacin vital como lo menciona Carreras & Duero (2012), para la construccin de su propio ser en el mundo. La sensacin de estancamiento que vive Cristina, lo comparte con Naomi. Sin embargo, la orientacin vital de Naomi, de bsqueda de libertad la llev a accionar de manera repetitiva y ritualizada, acciones que significativamente representen cambios, menciona: Yo me muevo para no quedarme estancada; el cambiar cosas es como una representacin, si no cambio cosas, yo tampoco cambio- refirindose a las emociones. Lo hace desde los cortes de cabello, las redecoraciones de su cuarto, de movilizarse en tal o cual medio de transporte. Naomi desde su orientacin vital y con sus herramientas que por el momento sostena, buscaba eso que le permitira el acercamiento y el movimiento existencial a su proyecto Aisenson (1900).

Como mencionaba Guberman (2016) la vivencia del tiempo y del espacio como posibilidades del cuerpo situado y dado a la experiencia, permiten apuntalar a la construccin y reconstruccin del mundo, refirindonos tambin a la construccin del proyecto que nos lleve a una existencia autntica como postula De Castro y Garca (2014). Tras la violencia, el cuerpo vivido reconfigur en Cristina y Naomi, la orientacin y el espacio vital, de estar abiertas al mundo en bsqueda de proyectos que responden a su autenticidad y libertad, transitaron a una reduccin dada por una orientacin interna, ensimismada, desde los valores como la seguridad, que por el momento les son necesarios para sobrevivir la violencia y habitar el mundo desde ese cuerpo expuesto a la crueldad basada en el gnero y el ejercicio de poder.

 

Afectar y ser afectado: Relacin con los otros

Continuando con la discusin terica, estar situando en el mundo significa que el cuerpo como elemento abierto a la experiencia y subjetivacin, no solo configura el ser-en-el-mundo, sino tambin ser-para-el-otro. El ser deviene con el otro, porque el vnculo con el otro ampla la construccin del mundo, debido a los afectos que se involucran en la experiencia encarnada que es el propio encuentro con el otro.

La teora Simmeliana, desde las categoras intercambio de efectos y proximidad sensible, nos permiten entender el rol que toma el cuerpo e incluso el compartir corporal y situado en un espacio y tiempo, en el despliegue de los afectos con y para los otros (Sabido 2020). Las emociones y afectos involucran el cuerpo y todo cuerpo est en conexin con otros. Es as que, Sabido (2020) menciona que toda relacin, desde la ms fugaz a la ms establecida y duradera, supone una pluralidad de intercambio de afectos (p.210). Para Simmel (2014) al actuar sobre el sujeto la impresin sensible producida por un hombre, surgen en nosotros sentimientos (260) para l, la sola presencia de otro percibida por los sentidos -tacto, gusto, olfato, vista y odo- es decir de su cuerpo, podra desencadenar afectos. Menciona que la produccin de los sentimientos, as como el conocimiento del otro y de s mismo en la interaccin, desencadenadas por las impresiones sensoriales permite la base de las relaciones.

La participacin de los otros en los afectos es indiscutible, al igual que mi participacin en los afectos de las personas con quien se est situado en el mundo y con quien se genera vnculo. Esta aclaracin facilita la posibilidad de reconocer al espacio, contexto y vnculos como un eje importante dentro del desarrollo de la afectividad. Por lo cual, su mediacin con los constructos sociales interiorizados propios y de los otros tambin, adems de las propias configuraciones que encarna y posiciona al cuerpo, se harn presentes en esta reciprocidad de configuracin de afectos.

La violencia sexual entonces, pensada desde la proximidad sensible, es un acto donde el cuerpo, es quien ejerce la violencia y quien la experiencia. Para Merleau-Ponty (1996 en Molina 2021) el cuerpo tiene mayor significacin que un medio o un til, es la representacin visible de nuestras intenciones (p.70) Sin embargo, en la violencia sexual parecera como si el cuerpo de quien vive la violencia trasmutara de ser el vehculo ontolgico del ser, a ser ese medio -que descarta como significado de cuerpo Merleau-Ponty- a travs del cual, otro -el agresor- ejerce violencia.

Para Simmel (2014) y Sabido (2020) la sola presencia de otro en el espacio genera afectos, por tal, una experiencia en donde el cuerpo est expuesto y despojado de humanidad, genera emociones. Cristina y Naomi describen el miedo, la impotencia, frustracin como emociones que vivenciaron en el momento de la violencia. No obstante, como se mencion en los apartado anteriores, la violencia como experiencia encarnada y posteriormente como memoria encarnada, genera un trnsito en los afectos, percepciones, cuerpo y propia subjetividad desde donde el ser moviliza para construir mundo.

Estos cambios -expresos a mayor detalle en lneas anteriores- recogen varias experiencias, afectos, dinmicas que dan cuenta cmo la situacin de violencia se manifiesta desde su cuerpo vivido y su perspectiva encarnada en un continuum. Frente a la proximidad sensible, y el intercambio de afectos, la modificacin tambin se evidencia. La experiencia encarnada, cargada de lo que la violencia sexual signific para Naomi y Cristina, moviliz o ms bien estanco su percepcin de tiempo y espacio en el momento de la violencia, por tal, en situaciones que desde su subjetividad perciben como riesgosa, la presencia o contacto con los otros les es difcil; Incrementandose en malestar y complejidad el contacto con hombres que no pertenecen a su red de afectos.

Cristina mencion: Todo el primer ao vea a todos con la cara de l, todava me pasa cuando me da una crisis de ansiedad, para Naomi, los espacios que habita, no los percibe como seguros por la presencia de hombres. Ambas en su reconfiguracin de orientacin vital y de proyecto desde las disposiciones anmicas como mencionan Carreras & Duero, (2012), movilizada por lo que le es valioso, la seguridad, han renunciado al habitar experiencias para que la proximidad sensible que brota al compartir un espacio con hombres, no las movilice a un nuevo cctel de afectos que las arroje en la memoria encarnada del momento de las agresiones sexuales, finalmente los movimientos del ser estn configurados por los estados de nimo como menciona Molina (2021) 

 

Cuerpo acompaado en terapia existencial con enfoque de gnero

Guarderas (2017 en Deleuze y Guattari 1988) sealan que, si la violencia de gnero constituye la territorializacin de los cuerpos, los encuentros psicoteraputicos podran constituirse como procesos de desterritorializacin, dando el paso a la posibilidad de constituir mundo desde la libertad como orientacin vital desligada de la violencia. El devenir autntico como forma de resistencia al orden patriarcal y dems sistemas de opresin.

Siguiendo la lnea de poner en el centro al cuerpo como categora de anlisis, el espacio teraputico es un espacio que se presenta en la vida de Cristina y Naomi como experiencias a las cuales llegaron, una de manera voluntaria y otra por orden judicial, pero que ambas han decidido sostener. La experiencia de terapia existencial es encarnada, no solo desde los cuerpos vividos de las consultantes, sino tambin, de la psicloga que acompaa los procesos. Reconociendo que ambos cuerpos que se encuentran en el espacio teraputico estn configurados por la cultura, los afectos, las disposiciones sociales, etc.

La terapia existencial es el encuentro genuino entre consultante y terapeuta. El cuerpo abierto a la experiencia genera percepciones encarnadas que construyen direcciones de movimiento existencial, la terapia dirige a la consultante a la comprensin de su experiencia. Este proceso comprensivo se lo hace a travs del cuerpo, escuchando al cuerpo, percibiendo al cuerpo y experienciando el cuerpo. La terapia en s misma es experiencia y por tal genera subjetividad y orientacin vital.

Por otro lado, el encuentro como intercambio afectivo, pero tambin, como dinmica relacional permite que como dice Yalom (2008) la relacin teraputica en s misma confronte a las consultantes con su posibilidad de relacionamiento, intimidad, compromiso, comunicacin, disposicin, etc. As la proximidad sensible y el intercambio de afectos retom a su vida como una decisin sentida y pensada porque como menciona Aisenson (1900), es precisamente gracias al cuerpo como se establece ese vnculo que incluye desde luego el vnculo yo-el otro (p.280). Abriendo en la posibilidad de configurar y reconfigurar orientaciones vitales que devengan en una existencia plena y no condicionada.

Al ser una experiencia vivida desde el cuerpo e incluso hablando sobre la propia percepcin de l, todo factor que constituye la conciencia y la subjetividad encarnada se moviliza tambin hacia la autenticidad. As el tiempo, espacio, afectos y proximidad sensible configurativas del cuerpo vivido se movilizan tambin. Palabras de Cristina o Naomi, respecto al espacio han sido la hora pas muy rpido, se nos fue el tiempo e incluso hay una percepcin de movimiento dirigido a bsqueda de su ser autntico.

Parecera que todas las caractersticas y necesidades puestas en la terapia existencial desde la propia corriente. Su cercana, la autenticidad en el encuentro, la generosidad en el intercambio afectivo podra dar paso a una integralidad y cuidado en el acompaamiento a quien habita la psicoterapia. Sin embargo, factores como el machismo, la xenofobia, el clasismo, el capacitismo, el determinismo biolgico, entre otras, son parte de la subjetividad del ser, y los terapeutas -incluso existenciales- no estamos exentos de ello. Por tal, adems de que el enfoque existencial es el camino de acompaamiento a Naomi y Cristina, el enfoque de gnero es eje transversal y necesario en sus procesos.

El enfoque o perspectiva de gnero hace referencia como mencionan Mora, MacAdoo, Troncoso, & Riquelme (2021) a la:

() estrategia para observar no solamente las barreras o inequidades que dificultan la igualdad de oportunidades entre los sexos, sino tambin los mecanismos a travs de los cuales las interacciones entre las personas estn atravesadas por profundas relaciones de poder enraizadas en estereotipos culturales que estructuran la socializacin de gnero (p. 15).

La necesidad de su incorporacin en la presente investigacin radica en que tanto en este escrito como en el espacio teraputico desde el que acompa a Cristina y Naomi se trabaja desde la comprensin de su percepcin, no solo del cuerpo -objetivo de la presente investigacin- sino de sus experiencias y vivencias. Y como se ha intentado dejar claro a lo largo del escrito, tanto la experiencia como los componentes que la encarnan o posibilitan y, las percepciones que se desligan de ella estn atravesadas por el gnero, la clase, la raza y dems sistemas de opresin. No hay experiencia desconfigurada del mundo y no hay mundo sin estructuras sociales que lo regulan, el patriarcado es una de ellas.

El enfoque de gnero ms all de reconocer las relaciones de poder tambin invita a cuestionarlas. El espacio teraputico es un espacio poltico, pblico y es un espacio de reivindicacin frente a la vulneracin que representa la violencia contra las mujeres y las diversidades. El enfoque de gnero permite reconocer el lugar social, cultural, afectivo alejado de la ventaja y el privilegio que habita toda persona que, desde la categora gnero dispute lo subalterno.

Dentro de los espacios teraputicos vivenciados con Naomi y Cristina, se ha reconocido y comprendido la violencia, se la ha nombrado y sentido. A la par del reconocimiento de la violencia, est la responsabilizacin dirigida a quien perpetr la violencia, buscando una liberacin en cuanto a sentimientos de culpa y responsabilidad que socialmente han configurado perspectivas encarnadas en las participantes.

La perspectiva de gnero tambin se transversaliza cuando se reconoce que la violencia, no es un hecho aislado y que no tiene que ver con el ser individual y autntico que son Naomi y Cristina, sino que, tiene que ver con la configuracin social jerrquica del mundo, mismo que se configura como facticidad en el mundo interno de cada una, el de otras mujeres y de personas diversas. As, volver a lo colectivo y colectivizar el malestar tambin es transversalizar el enfoque de gnero.

Finalmente es la imbricacin de la terapia existencial con el enfoque de gnero que la construccin de mundo de Naomi y Cristina han posibilitado una orientacin vital equilibrada entre seguridad y libertad poniendo el cuerpo vivido y reconfigurando y transformando perspectivas encarnadas que las movilicen a la vida que quieran habitar y construir.

La reivindicacin y reconfiguracin de las vivencias de las mujeres est unida a la percepcin de su cuerpo y a la de los valores que les estn ligados de la fenomenologa de la experiencia vivida y encarnada que, siendo propia, es relacional y es experiencia configurativa de perspectivas encarnadas desde el encuentro Lpez Senz (2012).

 

Conclusiones

Como refiere (Ferrada-Sullivan, 2019) toda accin y percepcin, es decir toda experiencia se la vive a travs del cuerpo. Esto quiere decir que es el cuerpo la posibilidad de abrir el mundo, configurarlo y ponerse dentro de l. Hablar de cuerpo es discrepar del determinismo biolgico y la exclusividad de la mirada material o til del cuerpo. Es la posibilidad como menciona (Lpez Senz, 2012) reconceptualizar el cuerpo para vivirlo y comprenderlo ms complejo.

El cuerpo es complejo, porque es un cuerpo vivido que se imbrica con una percepcin encarnada, es decir, con factores que al tiempo que construyen orientaciones vitales y crean e instan al movimiento existencial; son construidas por esas mismas significaciones que el ser -en un proceso interminable hasta el momento de la muerte- continuar construyendo y reconstruyendo.

El cuerpo, por tal, al ser la encarnacin de la experiencia y estar cargado con todo lo que social, cultural, estructural e individualmente se le asigna o asume, se convierte en ontologa del ser. El ser es ser-en-el mundo, y es el cuerpo de la experiencia el que le sita en el mundo. Desde ah es posible vivenciar otros existenciarios como el tiempo y espacio que come mencion (Guberman, 2016), son parte conformacin del proyecto existencial.

La comprensin del cuerpo desde la terapia o desde la investigacin, reclama la necesidad de mirar que, la configuracin de los cuerpos y sus significaciones y vivencias, estn dados desde relaciones desiguales de poder. Por tal, hablar del cuerpo de las mujeres o diversidades es traer a evidencia, que su propia configuracin desde la desigualdad lo sita en un tiempo, espacio y entorno de la misma condicin. La desigualdad que ampliamente explica lagarde Lagarde (1996), lleva a que las relaciones de poder se concreten desde multiples formas de violencia, la violencia sexual como una de ellas.

La vivencia del cuerpo de Naomi y Cristina, consultantes que vivieron experiencias de violencia sexual en diferentes contextos, trasmut en cada eje comprensivo del cuerpo que habitan. El cuerpo situado en el mundo, la vivencia del tiempo y del espacio, la percepcin de su cuerpo tangible, la conciencia de su cuerpo; dio un giro total tras enfrentarse a una situacin lmite que es la violencia sexual.

Cristina y Naomi en su cuerpo experimentan sensaciones que el momento de la agresin sintieron. Su concepcin del cuerpo adopt una deshumanizacin y objetivizacin generando, por supuesto emociones displacenteras que acompaan a ese significado. El tiempo y espacio estn anclados a la situacin de violencia. Perciben a su cuerpo situado no en el mundo, sino, en el lugar en que sucedi la agresin y al tiempo como detenido desde el momento en que la experiencia de la violencia sexual se configur en vivencia. Todos estos trnsitos en la conciencia y vivencia de esos existenciarios, provoca entonces, una reconfiguracin de su orientacin vital. Los valores y principios que devenan en una existencia plena se movilizaron. El trnsito evidente es que, despus de las agresiones, lo valioso que desencadena movilizacin de la existencia, es el de la seguridad. As su ser-en-el-mundo est correlacionado con el ser-con-el-otro; espacio que tambin se relega tras la proximidad sensible y el intercambio de afectos.

Finalmente, el cuerpo al estar situado en el mundo no deja de estar expuesto a la experiencia. La terapia se sita como tal. Sin embargo, es el caso de Cristina y Naomi la imbricacin de la visin existencial y la transversalizacin del enfoque de gnero es lo que ha acompaado a nuevos movimientos en bsqueda de la construccin de sus mundos desde el yo autntico y una orientacin vital coherente a su existencia.

Es el particular encuentro genuino entre consultante y terapeuta, junto con la comprensin de las dinmicas de poder y el lugar de las mujeres en esa estructura, aterrizado a la sobrevivencia especfica de la violencia lo que genera un espacio completo. Es decir, que genere afectos, perspectivas y significaciones, al tiempo que, integre las facticidades de lo social y del otro desde la responsabilizacin y el despojo de lo individual y la culpa como malestar. Eso es tambin, construir el ser-en-el-mundo...

 

Referencias

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Curriculum

Psicloga clnica de la Universidad Central del Ecuador. Magister en Ciencias Sociales con Mencin en Gnero y Desarrollo de FLACSO Ecuador. Psicoterapeuta existencial.  Acompaante de mujeres y disidencias sobrevivientes de violencia de gnero.

 

Correo de contacto
krlamolvra@icloud.com

 

Fecha de entrega: 14/3/2025

Fecha de aceptacin: 15/5/2025


 

Enlaces de Referencia

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